El plan secreto de EE.UU. consiste en apuntalar a Milei para que después instrumente cambios estructurales: la reforma laboral y la polémica reforma previsional con aumento de 5 años en la edad para jubilarse.
Por Marcelo Bonelli para Clarín.
Toto Caputo ya tiene la confirmación política: el FMI volará bajo radar y no cuestionará los desvíos del programa con Washington. Bikas Joshi -el emisario- tiene la orden directa de la jefa del Fondo. Kristalina Georgieva le dio instrucción antes de viajar: hurgar, preguntar, advertir, pero nunca censurar nada del plan y menos, meter ruido en Argentina.
Clarín confirmó que la decisión política de Washington es la siguiente: hasta octubre no habrá reclamos y el pedido de correcciones al programa económico ocurrirá después de las elecciones.
Se trata –en definitiva– de un apoyo explícito: permitir que “Toto” llegue sin turbulencias a la primavera y que Javier Milei pueda ganar las elecciones de octubre.
Así, el FMI va a dejar que se aplique la máxima de Francisco Lamolina: el “siga, siga” del plan electoral de la Casa Rosada.
En definitiva, fue para eso que Donald Trump obligó al FMI a concretar el acuerdo para apuntalar a Milei. El martes todo el Gabinete liderado por Toto y su sobrino Santiago fue a la Embajada de EE.UU. a festejar la independencia de ese país.
La propia política exterior de Milei es errática y solo tiene un objetivo: llevar adelante las nuevas “relaciones carnales” con Trump. La Casa Blanca aplicó la misma receta que en 2018 con Mauricio Macri. Ahora Trump espera acertar: buscan un triunfo contundente.
El plan secreto de EE.UU. consiste en apuntalar a Milei para que después instrumente cambios estructurales: la reforma laboral y la polémica reforma previsional con aumento de 5 años en la edad para jubilarse.
El plan electoral tiene un eje central: mantener baja la inflación.
Y para lograr ese resultado se decidió “encorsetar” tres precios macroeconómicos clave: atrasar el dólar, atar los salarios y pisar las tarifas.
Joshi estuvo con “Toto” y también con Santiago Bausili. Al nepalés le hace ruido una cuestión: el rojo profundo que acumulan las cuentas externas.
Y peor aún: la fuerte dinámica negativa que tiene el desajuste del comercio internacional, la cuenta corriente y el turismo externo.
Para Joshi –y sus jefes en Washington– el duro desequilibrio externo obedece a una sola cuestión: el dólar está atrasado.
Los “lobos” de Wall Street ya conocen el detalle. Luis Cubeddu –el jefe del nepalés– tiene una proyección concreta: que el billete de equilibrio tendría que valer, mínimo, unos 1.300 pesos.
Milei sueña con un billete de $ 1.000. Como adelantó Clarín, la cuestión provocó cortocircuito entre Javo y “Toto”. Esa imposición política de Milei, complicó al ministro Caputo.
Hubo diferencias y rispideces. Encima, “Toto” no pudo ni acerarse a esa meta de Milei: el billete nunca perforó los $ 1.100.
Joshi escuchó similares evaluaciones en herméticos contactos con economistas locales. Se trata de los interlocutores respetados por el FMI. Pero fueron ultrasecretas porque son los mismos que solo por disentir Javo los maltrata y acusa de “mandriles y econochantas”. En Olivos, exaltado, suele gritar: “La tienen adentro.”
También el emisario estuvo con consultores políticos. Kristalina quiere saber qué chances tiene el peronismo de dar un batacazo en Buenos Aires.
El emisario vuelve a Washington con una promesa secreta del equipo económico. “Toto” le adelantó que estaría decidida una medida: a la brevedad el Tesoro saldrá a comprar divisas al mercado.
La información la conocen exportadores y cerealeras. Ocurre en una semana difícil para los “Totoboys”: los peores 7 días desde las turbulencias de marzo.
Primero, Morgan Stanley no cambió la calificación argentina. Después, el tuitero tardío Pablo Quirno tuvo que salir a explicar una –inesperada– pésima licitación de Tesorería. Hubo poca renovación y se tuvo que abonar una astronómica tasa.
El rojo furioso del frente externo cayó en el peor momento: justo cuando hurgaba el FMI en las inconsistencias del dólar.
Aun con la liquidación récord del campo la situación habría empeorado entre abril y junio. En mayo –por primera vez en la era Milei– cayeron las exportaciones y en julio los turistas se van a llevar todos los billetes y así, las reservas reales continúan con saldo negativo.
Encima, el desempleo volvió a crecer: tocó el 10 % en el Conurbano y la reanimación del consumo “corcovea”.
Martín Rappallini lideró el martes una caliente reunión de popes fabriles en la UIA en donde hubo una coincidencia: la industria no arranca.
También se habló que comenzarán los despidos: proyectan hasta fin de año 5.000 obreros por mes afectados.
Alberto Sellaro –calzados– Claudio Drescher –indumentaria– y Luis Tendlarz –textiles– fueron los más duros en las advertencias. El trío estuvo acompañado por Elio del Ré, el jefe de la poderosa ADIMRA.
Las advertencias –y eso fue lo asombroso– fueron acompañados por los capos de la industria de la alimentación. Cecilia Rena y Martín Cabrales informaron que las ventas de comestibles siguen en terapia intensiva.
Ya los gobernadores pegaron fuerte: van con su ley para sacarle fondos al Tesoro. Estuvieron todos unidos: una señal política para Milei.
Martin Llaryora fue contundente: “Milei dice bravuconadas, pero el ajuste lo hicimos nosotros”. Rogelio Frigerio compartió esa idea. Maxi Pullaro afirmó: “No deben subir las retenciones”.
La Mesa de Enlace espera novedades en la visita de Milei a la Rural. Nicolás Pino es su interlocutor privilegiado: el jefe de la Rural alertó sobre el mal clima que existe entre productores .
En el cónclave de mandatarios hubo “cascotazos” contra el Pibe Caputo: ajustan las provincias y hay un derroche de fondos para la SIDE. El “Peaky Blinders” argentino es dueño y señor en la SIDE y el ARCA. Juan Pazo es una figura decorativa en el ente recaudador. Ahora está en observación política la relación del Pibe Caputo con Leo Scatturice: el afortunado comprador de Fly Bondy y las versiones de una nueva versión del capitalismo de amigos.
Scatturice tuvo una carrera meteórica: de agente de la SIDE, a exitoso empresario e influyente en Washington. También, estratégico amigo de Santiago Caputo.
Karina negocia con Cristian Ritondo el acuerdo con el PRO. Ritondo está a “tres manos” e intenta sofocar a los intendentes “amarillos” que lo cuestionan inquietos porque aún no se garantizan las listas.
Ese malestar fue utilizado por Emilio Monzó para hablar con Mauricio Macri y llevarle un plan antimileísta.
Encima, a Ritondo –en su árdua tarea– muchos lo acusan de querer arreglar solo lo suyo: es cierto que pretende liderar la SIDE y ya lo habló con Karina. El “Jefe” alienta la cuestión. No le gusta que el Pibe Santiago Caputo acumule tanto poder. Las peleas entre Karina y Santiago son fuertes y muchas veces se ven en un gabinete temeroso y disminuido.
Karina deshilacha a los ministros que controla Caputo: en su mira están Mario Lugones, Luis Petri y hasta el canciller -de insólito bajo perfil- Gerardo Werthein.
El Jefe se jacta de su muñeca negociadora y de tener en sus manos al trío Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro. Karina fulmina: “Voy a dejar como una cáscara vacía al PRO.”
En su intimidad Mauricio Macri cree que este trío de dirigentes “ya cruzó el río.” Se lo dijo a su circulo intimo, conoce sus peleas con Jorge Macri. Pero tiene confianza en obtener una compensación en la negociación que lleva Ritondo con El Jefe y Santiago.
Hoy el kirchnerismo comienza las reuniones para definir candidatos. Se van a sacar los ojos: estarán emisarios de los tres bandos. Cristina sigue todo vía teléfono. Tiene un sueño imposible de madre: encauzar la descarriada carrera política de su hijo Máximo.